Luis Gradín, una persona vinculada al rugby desde hace muchos años, habla acerca de los Valores del Rugby y la transformación que sufrieron en los últimos años
Respetuoso de lo que me enseñó, disfruté y aprendí, trataré de aportar ideas, haciendo un poco de historia, para que nos ayuden a proyectarnos. Pensar en un todo, en forma sistémica, trabajo en equipo, respetar sus códigos y valores y de qué manera nos ayudaron, quiénes estuvieron cerca, a tratar de ser mejores personas.
De eso se trata, cómo seguimos tratando de mejorar a los chicos y jóvenes, sin perder nuestra esencia, con el ejemplo, como una gran familia, para así seguir siendo competitivos mundialmente. Acá está la clave, hay que invertir la propuesta para seguir siendo competitivos a nivel mundial, debemos intensificar nuestro trabajo y enseñanza en los valores, respetando su código, su espíritu.
Con la seguridad de que debemos respetar al Rugby como poderosa herramienta para jugar, educar, aprender en valores, y si no lo hacemos correctamente, éste se rebela y defiende, y se defendió siempre. Pero hoy creo que se ha tocado el ADN del mismo, está herido y debemos tratar de preservarlo, por lo menos fronteras adentro. Cuando digo que se tocó el ADN, quiero decir que el Rugby de Club como lo conocemos en Argentina, está en extinción.
Ahora son licencias que financian jugadores formados cada vez más en Academias, con una preparación excelente en lo físico y técnico, sin las vivencias del club, sus afectos, sus responsabilidades, su pertenencia, su vida en comunidad, su espíritu. Antes de tratar de avanzar sobre la propuesta, quisiera aclarar algunos conceptos a fin de poder entender lo que trato de explicar.
El término amateur, aficionado, no debe aplicarse para analizar nuestra problemática. A mi entender, ha quedado en la historia, hoy debemos hablar de Profesional Rentado o Profesional no Rentado. Para poder capacitar a un jugador infantil o juvenil hay que ser profesional, estar capacitado especialmente en lo que queremos transmitir, es decir, Voluntarios Profesionales con apoyo de Profesionales Rentados.
Cada vez es más necesario profesionalizar a quienes asisten en la salud, referato, coaching, administración del juego, etc, etc, que la mayoría de las veces, lo hacen voluntarios, pero que deben ser capacitados como verdaderos profesionales. Hace 50 años el capitán era la figura excluyente, él con su ejemplo lideraba al equipo, detrás de él todos se encolumnaban, era una autoridad basada en su ejemplo y liderazgo fuera y dentro del campo de juego.
Luego nace el coaching, donde el capitán pasa a ser un puente entre éste y los jugadores, se crece en el juego, sus estrategias, técnica individual, en forma vertiginosa, se amplía la frontera del equipo, hasta llegar a la primera Copa del Mundo en 1987. Por fortalezas propias, el Rugby no fue rentado hasta esa época, la mayoría de los deportes sí lo fueron. Había algunas concesiones pero definitivamente no era un deporte rentado, había concesiones bajo la mesa, pero distaba muchísimo de ser un Profesional Rentado. Pero luego de la primera Copa del Mundo se produce un cambio radical, el Rugby Unión sufre una transformación en poco tiempo, muy superior a la sufrida en toda su historia anterior.
Se descubrió su poder de generar dinero, y su ingreso a la TV, sponsors, produjo el sinceramiento después de la Copa del mundo en Sudafrica 1995. Se convirtió en un espectáculo para millones de personas, que mueve millones de dólares a su alrededor. Ingresan otros intereses que afectan profundamente su espíritu, su filosofía, y nos pone ante un enorme desafío de conducción, imaginación y liderazgo. El modelo que trataré de proponer es para discutir, mejorar y tratar de implementar en nuestro Rugby, teniendo en cuenta nuestras fortalezas (vida de club muy arraigada, gran respeto por los colores donde nos enseñaron, el culto a la amistad, el respeto a la autoridad del juego y del club) y debilidades (presupuestos muy bajos, muy poco mercado, falta de entrenadores, referees, etc, etc).
Así como hace 50 años el rugby se sostenía con su espíritu y liderazgo de su capitán, y el saber perder era más valorado que un triunfo, la transformación que produce el coaching, mejora la técnica, la mecánica del juego hasta endiosarlo, desplazando al verdadero espíritu que éste tenía. Así todo éste sobrevive, pero con un serio desequilibrio entre el espíritu del juego y su desarrollo técnico, que le está amenazando seriamente su ADN. Las reglas del juego fueron sufriendo modificaciones a lo largo de los años, debe ser el deporte que más ha cambiado las reglas del juego. Antes de la Alta Competencia, se cambiaban para respetar la lucha por la pelota y favorecer al que proponía juego, hoy se quiere favorecer la continuidad, el espectáculo, pero se ha matado la iniciativa, y lo ha hecho muy previsible, ha perdido estética.
Creo que va a cambiar y para bien, esto está empezando a suceder y se plasmará cuando los coaches se independicen de las estadísticas, como el político de las encuestas y piensen en esquemas positivos para romper defensas. Es más fácil mantener el trabajo siguiendo lo que dice la computadora, pero el desafío es generar trabajo para la computadora. Pero a lo que me quiero referir es que el avance en las áreas alrededor del juego, su técnica, su preparación física, la alimentación, su difusión por los medios masivos fue exponencialmente mayor al avance que deberíamos haber realizado en la formación del espíritu en nuestros chicos y jóvenes. Es tan poderoso el Rugby, que así todo se sigue defendiendo y de qué manera.
No es malo ese progreso, es bueno, genera competencia, se realimenta y crece. Lo que no es bueno, es quedarnos en el pasado añorando viejos tiempos, el Rugby nos espera y pide que lo ayudemos, para crecer y ser mejores, con Profesionalismo Rentado y No Rentado (voluntario) y con la mirada en la Alta Competencia como modelo deportivo. Para ello debemos tener una clara visión, consensuada y caminar hacia ella sin miedo, estamos protegidos por la nobleza del Rugby, demostrada cabalmente desde siempre. Con solo mirar lo que el Rugby y el apego a sus valores, lo que hacen nuestros Pumas cuando terminan de formarse técnicamente en la Alta Competencia rentada, eso es producto del esfuerzo de los clubes que los formaron.
Estar entre los 4 primeros equipos del Mundo con menos del 10% del presupuesto de esas potencias, no es casualidad es el Rugby poderoso que aún disfrutamos. Lo que hizo en más de 100 años de historia, formando jóvenes para una mejor calidad de vida, con el aporte de sus dirigentes entrenadores y fundamentalmente con su aporte espiritual y material, está vivo, y por circunstancias propias de nuestro país podemos preservarlo y exportarlo, con organización y mucha pasión. Las circunstancias propias de nuestro país es la vida de club, hay pocos países que tiene tan arraigado el club, como una extensión de la vida familiar. Debe haber muchas razones, una muy importante es, entre la combinación del Club Británico con el contenido Latino (español, Italiano y criollo), dio un resultado fantástico que es el club. El desafío es reconocer la brecha que existe entre el desarrollo técnico, táctico del juego, y la esencia del Rugby, su sentido, sus valores.
Debemos transformarnos en especialistas y transmisores del espíritu del juego, en verdaderos Profesionales de sus valores. De esa manera el 99% de los que disfrutan el juego lo sigan haciendo y el 1% que pasa a la Alta Competencia nos represente con orgullo y ayude a generar los recursos para mantener el sistema. Para nivelar el impresionante crecimiento de las técnicas de desarrollo del juego y el estancamiento de la formación del jugador en el aspecto personal, deberíamos desarrollar programas a fin de acortar esta brecha, de esta forma potenciaríamos nuestro Rugby a niveles insospechados. La UAR, las Uniones Provinciales y los clubes deberían instrumentar programas para resaltar y profundizar el espíritu del juego, un verdadero coaching de los valores y el espíritu del Rugby.
Estos deberían enfocar al jugador a comprender sus obligaciones como parte del sistema (UAR, Unión Provincial y, fundamentalmente, el club). Seguimiento en sus estudios/trabajo, atacar el problema de la droga y el alcohol, darle tanta importancia a este programa como al de enseñanza técnica, respeto al club, a sus autoridades, mostrándole sus ventajas y disfrute del mismo, respeto a los horarios, a los entrenadores y administradores del juego, con premios y castigos acorde a la edad y su participación, respeto por los demás, referís, contrarios, público, respeto por uno mismo, cuidado personal, seguridad, alcohol, drogas, doping, además de las obligaciones para con el club (colaborar como entrenador, referee, etc).
Todo esto que era antes voluntario y sin mucha organización debe ser una exigencia para los Jugadores Profesionales no rentados, con la ayuda de sus clubes y la Unión. También debe ser una exigencia en los desarrolladores del juego, coaches, un programa de transmisión y enseñanza de los valores del Rugby. Esta idea apunta a que el jugador en el club se forma como persona y termina de formarse como jugador en la competencia superior. Con esto quiero decir que los planes de Alto Rendimiento no deben incluir a jugadores menores de 20 años, y a los mayores el régimen debería ser complementario al de los clubes.
Discutido esto, y haciendo un diagnóstico desapasionado, debemos mirar hacia delante con mucha incertidumbre, respondiendo a muchas incógnitas. ¿Cuál será el impacto en nuestros torneos, la competencia local de los jugadores contratados y separados de sus clubes?, ¿habrá conflicto en el mercado, por derechos de TV o sponsors que perjudicarán a las Uniones Provinciales y a los clubes, restándoles ingresos?, ¿se resentirá la tarea de formación actual que llevan los clubes?.
Párrafo especial para la Dirigencia en general. Debemos predicar con el ejemplo, las trenzas, arreglos a espaldas de los otros, no trae más que atraso y desconfianza, dando pésimo ejemplo a los representados. No hay que tener miedo a hablar y decir lo que uno piensa, estamos todos para defender las mismas banderas, pero ninguno puede arrogarse la potestad de tener toda verdad. A modo de ejemplo, que en la elección de candidatos para integrar la Unión, que la votación sea secreta, es una ofensa al verdadero espíritu del Rugby. Porque no puede uno disentir o proponer cosas que otros no aceptan o cuestionan el discutir con sinceridad aclara los caminos, enseña, enriquece.
Hay mucho más por decir, pero debemos actuar.
Un abrazo
Respetuoso de lo que me enseñó, disfruté y aprendí, trataré de aportar ideas, haciendo un poco de historia, para que nos ayuden a proyectarnos. Pensar en un todo, en forma sistémica, trabajo en equipo, respetar sus códigos y valores y de qué manera nos ayudaron, quiénes estuvieron cerca, a tratar de ser mejores personas.
De eso se trata, cómo seguimos tratando de mejorar a los chicos y jóvenes, sin perder nuestra esencia, con el ejemplo, como una gran familia, para así seguir siendo competitivos mundialmente. Acá está la clave, hay que invertir la propuesta para seguir siendo competitivos a nivel mundial, debemos intensificar nuestro trabajo y enseñanza en los valores, respetando su código, su espíritu.
Con la seguridad de que debemos respetar al Rugby como poderosa herramienta para jugar, educar, aprender en valores, y si no lo hacemos correctamente, éste se rebela y defiende, y se defendió siempre. Pero hoy creo que se ha tocado el ADN del mismo, está herido y debemos tratar de preservarlo, por lo menos fronteras adentro. Cuando digo que se tocó el ADN, quiero decir que el Rugby de Club como lo conocemos en Argentina, está en extinción.
Ahora son licencias que financian jugadores formados cada vez más en Academias, con una preparación excelente en lo físico y técnico, sin las vivencias del club, sus afectos, sus responsabilidades, su pertenencia, su vida en comunidad, su espíritu. Antes de tratar de avanzar sobre la propuesta, quisiera aclarar algunos conceptos a fin de poder entender lo que trato de explicar.
El término amateur, aficionado, no debe aplicarse para analizar nuestra problemática. A mi entender, ha quedado en la historia, hoy debemos hablar de Profesional Rentado o Profesional no Rentado. Para poder capacitar a un jugador infantil o juvenil hay que ser profesional, estar capacitado especialmente en lo que queremos transmitir, es decir, Voluntarios Profesionales con apoyo de Profesionales Rentados.
Cada vez es más necesario profesionalizar a quienes asisten en la salud, referato, coaching, administración del juego, etc, etc, que la mayoría de las veces, lo hacen voluntarios, pero que deben ser capacitados como verdaderos profesionales. Hace 50 años el capitán era la figura excluyente, él con su ejemplo lideraba al equipo, detrás de él todos se encolumnaban, era una autoridad basada en su ejemplo y liderazgo fuera y dentro del campo de juego.
Luego nace el coaching, donde el capitán pasa a ser un puente entre éste y los jugadores, se crece en el juego, sus estrategias, técnica individual, en forma vertiginosa, se amplía la frontera del equipo, hasta llegar a la primera Copa del Mundo en 1987. Por fortalezas propias, el Rugby no fue rentado hasta esa época, la mayoría de los deportes sí lo fueron. Había algunas concesiones pero definitivamente no era un deporte rentado, había concesiones bajo la mesa, pero distaba muchísimo de ser un Profesional Rentado. Pero luego de la primera Copa del Mundo se produce un cambio radical, el Rugby Unión sufre una transformación en poco tiempo, muy superior a la sufrida en toda su historia anterior.
Se descubrió su poder de generar dinero, y su ingreso a la TV, sponsors, produjo el sinceramiento después de la Copa del mundo en Sudafrica 1995. Se convirtió en un espectáculo para millones de personas, que mueve millones de dólares a su alrededor. Ingresan otros intereses que afectan profundamente su espíritu, su filosofía, y nos pone ante un enorme desafío de conducción, imaginación y liderazgo. El modelo que trataré de proponer es para discutir, mejorar y tratar de implementar en nuestro Rugby, teniendo en cuenta nuestras fortalezas (vida de club muy arraigada, gran respeto por los colores donde nos enseñaron, el culto a la amistad, el respeto a la autoridad del juego y del club) y debilidades (presupuestos muy bajos, muy poco mercado, falta de entrenadores, referees, etc, etc).
Así como hace 50 años el rugby se sostenía con su espíritu y liderazgo de su capitán, y el saber perder era más valorado que un triunfo, la transformación que produce el coaching, mejora la técnica, la mecánica del juego hasta endiosarlo, desplazando al verdadero espíritu que éste tenía. Así todo éste sobrevive, pero con un serio desequilibrio entre el espíritu del juego y su desarrollo técnico, que le está amenazando seriamente su ADN. Las reglas del juego fueron sufriendo modificaciones a lo largo de los años, debe ser el deporte que más ha cambiado las reglas del juego. Antes de la Alta Competencia, se cambiaban para respetar la lucha por la pelota y favorecer al que proponía juego, hoy se quiere favorecer la continuidad, el espectáculo, pero se ha matado la iniciativa, y lo ha hecho muy previsible, ha perdido estética.
Creo que va a cambiar y para bien, esto está empezando a suceder y se plasmará cuando los coaches se independicen de las estadísticas, como el político de las encuestas y piensen en esquemas positivos para romper defensas. Es más fácil mantener el trabajo siguiendo lo que dice la computadora, pero el desafío es generar trabajo para la computadora. Pero a lo que me quiero referir es que el avance en las áreas alrededor del juego, su técnica, su preparación física, la alimentación, su difusión por los medios masivos fue exponencialmente mayor al avance que deberíamos haber realizado en la formación del espíritu en nuestros chicos y jóvenes. Es tan poderoso el Rugby, que así todo se sigue defendiendo y de qué manera.
No es malo ese progreso, es bueno, genera competencia, se realimenta y crece. Lo que no es bueno, es quedarnos en el pasado añorando viejos tiempos, el Rugby nos espera y pide que lo ayudemos, para crecer y ser mejores, con Profesionalismo Rentado y No Rentado (voluntario) y con la mirada en la Alta Competencia como modelo deportivo. Para ello debemos tener una clara visión, consensuada y caminar hacia ella sin miedo, estamos protegidos por la nobleza del Rugby, demostrada cabalmente desde siempre. Con solo mirar lo que el Rugby y el apego a sus valores, lo que hacen nuestros Pumas cuando terminan de formarse técnicamente en la Alta Competencia rentada, eso es producto del esfuerzo de los clubes que los formaron.
Estar entre los 4 primeros equipos del Mundo con menos del 10% del presupuesto de esas potencias, no es casualidad es el Rugby poderoso que aún disfrutamos. Lo que hizo en más de 100 años de historia, formando jóvenes para una mejor calidad de vida, con el aporte de sus dirigentes entrenadores y fundamentalmente con su aporte espiritual y material, está vivo, y por circunstancias propias de nuestro país podemos preservarlo y exportarlo, con organización y mucha pasión. Las circunstancias propias de nuestro país es la vida de club, hay pocos países que tiene tan arraigado el club, como una extensión de la vida familiar. Debe haber muchas razones, una muy importante es, entre la combinación del Club Británico con el contenido Latino (español, Italiano y criollo), dio un resultado fantástico que es el club. El desafío es reconocer la brecha que existe entre el desarrollo técnico, táctico del juego, y la esencia del Rugby, su sentido, sus valores.
Debemos transformarnos en especialistas y transmisores del espíritu del juego, en verdaderos Profesionales de sus valores. De esa manera el 99% de los que disfrutan el juego lo sigan haciendo y el 1% que pasa a la Alta Competencia nos represente con orgullo y ayude a generar los recursos para mantener el sistema. Para nivelar el impresionante crecimiento de las técnicas de desarrollo del juego y el estancamiento de la formación del jugador en el aspecto personal, deberíamos desarrollar programas a fin de acortar esta brecha, de esta forma potenciaríamos nuestro Rugby a niveles insospechados. La UAR, las Uniones Provinciales y los clubes deberían instrumentar programas para resaltar y profundizar el espíritu del juego, un verdadero coaching de los valores y el espíritu del Rugby.
Estos deberían enfocar al jugador a comprender sus obligaciones como parte del sistema (UAR, Unión Provincial y, fundamentalmente, el club). Seguimiento en sus estudios/trabajo, atacar el problema de la droga y el alcohol, darle tanta importancia a este programa como al de enseñanza técnica, respeto al club, a sus autoridades, mostrándole sus ventajas y disfrute del mismo, respeto a los horarios, a los entrenadores y administradores del juego, con premios y castigos acorde a la edad y su participación, respeto por los demás, referís, contrarios, público, respeto por uno mismo, cuidado personal, seguridad, alcohol, drogas, doping, además de las obligaciones para con el club (colaborar como entrenador, referee, etc).
Todo esto que era antes voluntario y sin mucha organización debe ser una exigencia para los Jugadores Profesionales no rentados, con la ayuda de sus clubes y la Unión. También debe ser una exigencia en los desarrolladores del juego, coaches, un programa de transmisión y enseñanza de los valores del Rugby. Esta idea apunta a que el jugador en el club se forma como persona y termina de formarse como jugador en la competencia superior. Con esto quiero decir que los planes de Alto Rendimiento no deben incluir a jugadores menores de 20 años, y a los mayores el régimen debería ser complementario al de los clubes.
Discutido esto, y haciendo un diagnóstico desapasionado, debemos mirar hacia delante con mucha incertidumbre, respondiendo a muchas incógnitas. ¿Cuál será el impacto en nuestros torneos, la competencia local de los jugadores contratados y separados de sus clubes?, ¿habrá conflicto en el mercado, por derechos de TV o sponsors que perjudicarán a las Uniones Provinciales y a los clubes, restándoles ingresos?, ¿se resentirá la tarea de formación actual que llevan los clubes?.
Párrafo especial para la Dirigencia en general. Debemos predicar con el ejemplo, las trenzas, arreglos a espaldas de los otros, no trae más que atraso y desconfianza, dando pésimo ejemplo a los representados. No hay que tener miedo a hablar y decir lo que uno piensa, estamos todos para defender las mismas banderas, pero ninguno puede arrogarse la potestad de tener toda verdad. A modo de ejemplo, que en la elección de candidatos para integrar la Unión, que la votación sea secreta, es una ofensa al verdadero espíritu del Rugby. Porque no puede uno disentir o proponer cosas que otros no aceptan o cuestionan el discutir con sinceridad aclara los caminos, enseña, enriquece.
Hay mucho más por decir, pero debemos actuar.
Un abrazo
Luis Gradín
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